miércoles, 26 de julio de 2017

La victoria
Guillaume Apollinaire

Un gallo canta yo sueño y el follaje agita
Sus hojas parecidas a pobres marineros
Alados y girando como Ícaro el falso
Unos ciegos gesticulando como hormigas
Se reflejaban bajo la lluvia en el espejo de la calle
Sus risas reunidas en racimos de uvas
No salgas más de mi casa diamante que hablabas
Duerme en calma es tu casa todo te pertenece
Mi cama mi lámpara y mi casco agujereado
Miradas preciosas zafiros tallados cerca de Saint-Claude
Los días eran una esmeralda pura
Me acuerdo de ti ciudad de los meteoros
Florecían en el aire durante esas noches en que nada duerme
Jardines de la luz donde junté esos ramos
Ya debes estar harta de asustar a ese cielo
Que siga con su hipo
Cuesta imaginarse
Hasta que punto el éxito vuelve a la gente estúpida y tranquila
En la escuela para ciegos preguntaron
No tienen algún chico ciego alado
Oh bocas el hombre está en busca de un lenguaje nuevo
Del cual el gramático de ninguna lengua pueda decir nada
Y las viejas lenguas están tan cerca de morir
Que en verdad es por hábito y falta de audacia
Que aún se las usa para la poesía
Pero son como enfermos desganados
Para mí que la gente se habituaría pronto al mutismo
La mímica al cine le alcanza
Pero insistamos en hablar
Movamos la lengua
Salpiquemos saliva
Queremos sonidos nuevos sonidos nuevos sonidos nuevos
Queremos consonantes sin vocales
Consonantes que exploten sordamente
Imiten el ruido del torno
Dejen burbujear un sonido nasal y continuo
Chasqueen la lengua
Hagan el ruido sordo del que come sin urbanidad
El carraspeo aspirado de la escupida también sería una linda consonante
Los diversos pedos labiales también volverían estrepitosos sus discursos
Acostúmbrense a eructar con ganas
Y qué letra grave como una campanada
Atraviesa nuestras memorias
No amamos lo suficiente la alegría
De ver las bellas cosas nuevas
Oh apúrate amiga
Teme que un día un tren no te conmueva
Más
Míralo más rápido por ti
Esos ferrocarriles que circulan
Pronto saldrán de la vida
Serán bellos y ridículos
Dos lámparas arden delante de mí
Como dos mujeres que se ríen
Agacho tristemente la cabeza
Ante la burla ardiente
La risa se expande
Por todas partes
Hablen con las manos hagan chasquear sus dedos
Golpéense las mejillas como un redoblante
Oh palabras
Ellas siguen por entre los arrayanes
A Eros y a Anteros llorando
Yo soy el cielo de la ciudad
Escuchen el mar
El mar gemir a lo lejos y gritar muy solo
Mi voz fiel como la sombra
Quiere al fin ser la sombra de la vida
Quiere ser oh mar viviente infiel como tú
El mar que traicionó a tantos marinos
Se tragó mis grandes gritos como a dioses ahogados
Y el mar al sol sólo soporta la sombra
Que los pájaros proyectan con las alas desplegadas
La palabra es repentina y es un Dios que tiembla
Avanza y sostenme yo añoro las manos
De quienes las tendían y juntos me adoraban
Qué oasis de brazos me recibirá mañana
Conoces acaso esta alegría de ver cosas nuevas
Oh voz ahora hablo el lenguaje del mar
Y en el puerto la noche de las últimas tabernas
Yo que soy más testarudo que la hidra de Lerna
La calle donde mis manos nadan
Hurgando la ciudad con dedos sutiles
Se va pero quién sabe si mañana
Al volverse calle inmóvil
Quién sabe cuál sería mi camino
Piensa que los ferrocarriles
Pronto pasarán de moda y quedarán abandonados
Mira
La Victoria ante todo será
Ver muy a lo lejos
Ver todo
De cerca
Y que todo tenga un nombre nuevo


 Poema leído en el casamiento de André Salmon
el 13 de julio de 1909.
Guillaume apollinaire

Al ver banderas esta mañana no me dije
Mira la ropa de rico de los pobres
Ni el pudor democrático quiere velarme su dolor
Ni la libertad con honor hace que ahora se imite
A las hojas oh libertad vegetal oh única libertad terrestre
Ni arden las casas porque partiremos para nunca más volver
Ni esas manos agitadas trabajarán mañana para todos nosotros
Ni siquiera se colgó a quienes no sabían gozar de la vida
Ni siquiera se renueva el mundo tomando otra vez la Bastilla
Yo sé que sólo lo renuevan quienes están fundados en poesía
Embanderaron París porque mi amigo André Salmon se casa
Nos conocimos en un sótano maldito
En los tiempos de nuestra juventud
Fumando los dos y mal vestidos esperando al alba
Enamorados enamorados de las mismas palabras a las que habría que cambiarle el sentido
Engañados engañados pobrecitos y sin saber reír todavía
La mesa y los vasos se convirtieron en un moribundo que nos lanzó la última mirada de Orfeo
Los vasos cayeron se rompieron
Y nosotros aprendimos a reír
Entonces salimos peregrinos de la perdición
A través de las calles a través de las comarcas a través de la razón
Lo volví a ver a orillas del río en el que flotaba Ofelia
Que blanca flota aún entre nenúfares
Se iba entre Hamlets pálidos
Tocando en la flauta la canción de la locura
Lo volví a ver junto a un mujik moribundo contar las beatitudes
Admirando la nieve semejante a mujeres desnudas
Lo volví a ver haciendo esto o aquello en honor de las mismas palabras
Que cambian las caras de los chicos y digo todas estas cosas
Recuerdo y Porvenir porque mi amigo André Salmon se casa
Alegrémonos no porque nuestra amistad fue el río que nos fertilizó
Terrenos ribereños cuya abundancia es el alimento que todos esperan
Ni porque nuestros vasos nos lanzan una vez más la mirada de Orfeo moribundo
Ni porque crecimos tanto que muchos podrían confundir nuestros ojos con las estrellas
Ni porque las banderas golpean las ventanas de los ciudadanos que están contentos desde hace cien años por tener la vida y pequeñas cosas que defender
Ni porque fundados en poesía tenemos derechos sobre las palabras que forman y deshacen el Universo
Ni porque podemos llorar sin hacer el ridículo y sabemos reír
Ni porque fumamos y tomamos como antes
Alegrémonos porque director del fuego y de los poetas
El amor que llena como la luz
Todo el espacio sólido entre estrellas y planetas
El amor quiere que hoy mi amigo André Salmón se case

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