domingo, 30 de julio de 2017

Defensa de saber: Paul Eluard 

I

Mi presencia no está aquí
Estoy vestido de mí mismo
No hay allí planeta que valga
La claridad existe sin mí.

Nacida de mi mano sobre mis ojos
Y desviándome de mi camino
La sombra me impide andar
Sobre mi corona de universo
En el gran espejo habitable
Espejo quebrado movimiento inverso
A donde el hábito y la sorpresa
Crean el fastidio de volver a la representación.


II

La aventura cuelga del cuello de su rival
El amor cuya mirada se rencuentra o se extravía
En los espacios de los ojos desiertos o poblados.

Todas las aventuras del rostro humano
Gritos sin eco signos de tiempos muertos sin memoria
Tantos rostros hermosos tan hermosos
A los que las lágrimas esconden
Tantos ojos tan seguros de sus noches
Como amantes muriendo juntos
Tantos besos bajo piedra y tanta agua sin nubes
Apariciones surgidas de ausencias eternas
Todo era digno de ser amado
Los tesoros son muros y su sombra es ciega
El amor está en el mundo para el olvido del mundo.


III

Colgados de los deseos de velocidad
Y cercando de plomo los más lentos
Los muros no hacen más frente
A los seres múltiples de los abanicos de seres
A los seres-cabelleras
Durmiendo en un reflejo ensangrentado
En su rabia salvaje
La tierra muestra sus palmas.

Los ojos están cerrados
Porque la frente quema
Coraje nocturno disminuir la sombra
De la mitad del espejo en sombra
La mitad del mundo la cabeza cae
Entre el dormir y el soñar.

IV

Es siempre la noche cuando yo duermo
Noche supuestamente imaginaria
Cuán tiernas al despertar todas las transparencias
La vida usa la vida mis ojos que libero
Ellos jamás han encontrado su poder.

V

Los hombres errantes más fuertes que las pequeñeces habituales
No se encuentran. Se cuenta
Que se devoraban. La fuerza de la fuerza
Esqueleto de conocimiento esqueleto de asnos
Siempre vagando en las cabezas y en las carnes
Vosotros sois muy temerarios en vuestras suposiciones.

Sabia degradación de los blancos
El vientre a la mesa todo el material necesario
La esperanza sobre todos los ojos pone sus cristales tallados
El corazón se da cuenta a pesar de todo lo vivido
Mientras que en las playas desnudas un solo hombre inderruible
Confunde todo color con la línea recta
Entremezcla todo pensamiento con la inmovilidad
Insensible a su presencia eterna
Y da la vuelta al mundo y da la vuelta al tiempo
La cabeza prisionera a su cuerpo atada.


VI

La noche los ojos los más confiados niegan
Hasta el agotamiento
La noche sin una brizna de paja
La mirada fija en una soledad de tinta.


VII

Qué bello espectáculo pero qué bello espectáculo
A abolir. Su visibilidad perfecta
Me volvería ciego.

De las crisálidas de mis ojos
Nacerá mi doble tenebroso
Hablando a contraluz sospechando adivinando
Colmando de lo real
Y someto al mundo en un espejo negro
E imagino mi poder
No habría que haber comenzado ni terminado nunca
Borro mi imagen soplo sus halos
Todas las ilusiones de la memoria
Todos los productos ardientes del silencio y de los sueños
Todos los caminos vivientes todos los azares sensibles
Estoy en el corazón del tiempo y cerco el espacio.

VIII

Habiendo dudado y perdido sucumbir en sí mismo
Mesa de imaginación calculo también
Tu puedes también tender tus últimas trampas
Del dolor del terror
La caída es hasta tus pies morder lo que está delante de ti

Las uñas se derraman como si fuesen de sangre
Alrededor de ti.

He aquí que el diluvio saca su cabeza del agua
Saca su cabeza de fuego
Y el sol anuda sus rayos busca tu frente
Para golpearte sin cesar
Para robarte por las noches
Bellos sortilegios impotentes
Tu no sabes ya sufrir
Tu retrocedes insensible invariable concreta
En el olvido de la fuerza y de todas sus formas
Y tu sombra es una cerradura.

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